miércoles, marzo 29, 2006

Ochenta y tres años, ochenta y tres...

Hoy venía corrigiendo en el metro unas fichas que mandé el fin de semana pasado a los niños. Bah, nada en particular, un poco de caligrafía y cuatro chorraditas sobre la gl y la gr. Que, por cierto, después de ver tantas veces escrita la palabra "jerogrífico" ya empezaba yo a dudar si la que estaba equivocada era yo. Je, je. Cosas que pasan.

Pues ya sólo me faltaba corregir el trabajo de una niña, cuando llego a mi parada. Me bajo y pienso: bah, voy a sentarme aquí en un banco y termino ya con esto. Y ahí que me pongo yo a plantar Bes (de bien) a diestro y siniestro sobre el papel cuando se acerca un señor y me pide que le deje un hueco para sentarse. Claro, es que yo había dejado el abrigo, la bufanda, la cartera...todo por ahí tirao' (uf, a ver si ya se pasa la época del abrigo que menudo rollo cuando vas en el metro). Y mientras yo recogía mis cosas me dice el hombre: es que yo ya no puedo estar de pie. Y yo: nada, nada, no se preocupe. Y el hombre que sigue: cuando llegues a ochenta y tres años como yo, lo entenderás. Yo me he sonreído y he pensado bueno, eso si llego.

Me pregunto si para entonces seguirá existiendo este blog...

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