viernes, mayo 08, 2020

Quince años

Ayer se cumplieron quince años desde el primer ensayo de El Cebo. Pensaba que el primero había sido el 13 de mayo, pero no, hubo un primer contacto el 7 de mayo. Claro que en aquel primer ensayo yo cumplí con mi papel de cover, leyendo los papeles de los que no habían podido ir. Y en el segundo ya me dijeron que la chica que hacía en principio el papel de Naranja, no se iba a poder unir al proyecto, así que ese papel quedaba ya para mí. No recuerdo en qué momento pasamos de ser números a colores. Pero debió ser antes de aquellos ensayos. 

Aquella obra fue el comienzo paulatino de muchas cosas, como por ejemplo, el comienzo de este blog, que se llama Naranja, como el personaje. En aquel momento (mayo de 2005) estaba terminando la segunda especialidad, había pagado los derechos para presentarme a las oposiciones (por inglés, aunque presentando el título de maestra de música, claro) pero le dedicaba poco tiempo, los exámenes finales exigían mucho y además estaba terminando un postgrado de Nuevas Tecnologías que me llevaba por la calle de la amargura (en qué momento accedí a meterme en aquel berenjenal). 

Desde que leí la obra por primera vez (recuerdo que estaba en la biblioteca de la universidad, había reservado una sala para hacer un trabajo y cuando lo terminé, abrí el correo y leí la obra del tirón) me encantó. El personaje de Morado (en aquel momento era un número, pero no me acuerdo cuál, solo recuerdo que Naranja era el número 7) fue el que más me gustó. Pero bueno, para el cásting tuvimos que prepararnos un fragmento de Blanco. Recuerdo que después de terminar el cásting estuve a punto de decirle al director (y autor) "oye, si el personaje que te falta es Blanco (creo que era el número 2) me parece que mi amiga se lo va a llevar, seguro que lo clava". A ella le tocaba hacer el cásting un par de horas después y me corté porque a lo mejor mi comentario la perjudicaba, más que ayudar. Pero al final no hizo falta. Ella fue Blanco. No me equivocaba.

Cuando nos convocó para ese primer ensayo que yo ya no recordaba, me fastidió un poco que no me diera un papel, que pensara en mí como una cover "fuiste la única que se supo el texto". ¿Cómo? ¿La gente se presenta a los cástings sin saberse el texto al dedillo? Era mi primer (y hasta ahora único) cásting. Pero pronto me tragué el orgullo porque en realidad, ¿por qué me había presentado a aquella prueba? Por Ana. Por retomar algo que las dos disfrutábamos mucho después de tantos años cada una por su lado, porque aunque nunca habíamos perdido el contacto del todo, sí era cierto que la última década habíamos tomado caminos divergentes. Así que aquel sábado quedamos para ir juntas en la línea de metro que cumplía dos años desde su inauguración con dirección a la universidad. 

Todo esto lo he recordado porque esta mañana me he acordado de aquel blog que abrió el autor/director y que se convirtió en una especie de diario de bitácora del montaje. Y lo he buscado y me he puesto a leer las primeras entradas. ¡Qué tiempos! He leído abril, mayo, junio y julio. Y ahí, en julio, me he tropezado con una entrada que escribí y que me ha encantado releer. Resulta que un día, el autor/director colgó sendas entrevistas. Una al autor y otra al director. Como un juego. Dos autoentrevistas. Y recuerdo que nos propuso animarnos a hacer lo mismo. Unos días después recogí el guante y me puse a escribir una autoentrevista al personaje (luego me pidió una a la actriz, pero esa no llegué a escribirla). No me quedó mal, creo. Fue un ejercicio de escritura divertido. 

Para que no me quede una entrada demasiado larga (que ya lo es), la copio y pego en comentarios. Caray, no me cabe en un solo comentario... jajajajaja. La tendré que fraccionar.