sábado, marzo 18, 2006

A Dios pongo por testigo...

...de que jamás volveré a correr para coger un autobús...

Ah, y de que voy a emplear el truco del celofán para que el bonobús de 10 viajes me dure otros 10...¡Toma ya!

Y mientras tanto, sigo mirando mi reflejo en el agua como aquel chico con nombre de flor, preguntándome qué verá de bello en mí. Sé que me equivoco, que la respuesta no está ahí. Pero no puedo evitarlo.

2 comentarios:

englishteacher dijo...

¿Ah, sí? ¿Volví a correr? Ay, si es que no puede ser, soy de tan poca palabra... Un día digo una cosa y en cuatro días cambio de opinión, ¿eh? Tú debes saberlo bien...Pero no me importa, siempre hay un buen motivo, como en esa película del Oeste.

Estoy contenta de haber cambiado, de haber apostado todo por ese motivo...mi motivo, mi vida.

englishteacher dijo...

Por cierto, me sabe un poco mal haber pronunciado el nombre de Dios en vano...(sí, qué le voy a hacer, muchos años de tradición judeocristiana) mmm, si al menos no hubiera roto el propósito tan pronto...