sábado, octubre 03, 2020

Eclipse

Las noticias decían que hacía más de doscientos años que no se veía un eclipse solar anular en España y que no se volvería a ver otro parecido hasta el 2028. Así que salimos a verlo. Nada ni nadie nos retenía. Todo podía esperar. Menos nuestras ganas de estar a solas. En el asiento de atrás de tu coche, en el aparcamiento exterior de aquel centro comercial que desde entonces quedó rebautizado. Mi reloj de pulsera marcaba los segundos con sonoridad, como si estuviera dando el aviso de algo. Agujereaste un sobre, uno de tantos, "no debes mirar directamente al eclipse". Un agujero pequeño, en el centro. Recuerdo las sombras que proyectaban los pequeños arbolitos en las aceras vacías. "¿Lo ves?" En un folio, pero me vale. Me gusta oírte hablar de astronomía. Me gustan los minutos robados a la eternidad para estar juntos. Todavía me siento un poco extraña cuando te acercas, me estrechas entre tus brazos y me besas. Pero me dejo llevar, como las primeras hojas de otoño que al caer del árbol se abandonan a merced del capricho de los vientos.