domingo, noviembre 25, 2018

Hilo rojo y otras historias

Muchos hemos oído hablar del hilo rojo invisible que une los destinos. Pero no se habla lo suficiente de los muros invisibles (no sé si rojos o de cualquier otro color) que nos separan.

Podemos estar sentados en un cine, butaca con butaca, con las manos entrelazadas y aún así, el muro resiste implacable, tenaz. Apoyar la cabeza en tu hombro y sentir el frío de la piedra, los ladrillos compactos en firme unión. 

Pero lo más curioso de este muro es que a veces, en un momento inesperado, se desvanece. Una sonrisa, un brillo especial en la mirada (mucho más hermosa que los ojos, que ya es decir). La complicidad que una vez conocida, permanece. Un instante mágico que disfrutar, para después añorar cuando termina, sin necesidad de palpar para sentir que vuelve a estar ahí, entorpeciendo el paso de lo que habita cerca. 

"Hay cosas encerradas detrás de los muros que no pueden cambiar porque nadie las oye. Pero que si salieran de pronto y gritaran, llenarían el mundo". Lorca. Infinito y preciso, testigo de esos muros y de su existencia caprichosa y cruel.

Muros de Jericó. Trompetas, pasos insistentes a vuestro alrededor, un gran grito final. Sigo caminando y mi corazón errante ya no grita. Calla. Porque el muro estorba, sí. Pero también protege.

viernes, noviembre 02, 2018

Querido diario

Madre mía, no era consciente del tiempo que ha pasado desde que publiqué una entrada en este blog. El caso es que estoy aquí porque me descargué el Firefox y al pinchar en "Abrir una pestaña nueva" me apareció el blog como sitio favorito. 

Este blog lo creé hace ya muchos años, ¿trece? Caray, trece añitos tenía yo recién cumplidos cuando me regalaron mi primer diario en papel. Bueno, lo de que era en papel sobraba. Ya se sabe que por entonces no existían estos lugares virtuales. En fin, lo abrí porque me dio la gana, porque alguien me dijo que quería que escribiese a diario. Hace poco oí que es mejor escribir todos los días, aunque sean diez minutos, que darse una panzada de horas un día cada muchos otros.

Pues bien, me he propuesto seguir esa recomendación. Claro que no he puesto el contador, no sé cuánto tiempo llevo escribiendo ya. ¿Cinco minutos, quizá? 

No sé qué contar. Que ayer fue un día luminoso. Y no sólo porque las temperaturas subieron y el sol de noviembre nos acarició la cara. Lo mejor del día fue que apenas lo pasé a solas, exceptuando los ratitos de conducción y la última media hora del día. Acabo de acordarme que según un antiguo calendario ayer empezaba un año nuevo. Uhm, quizá sea buena idea retomar eso de escribir un diario a mano. Buen momento para empezar, contar lo que hice ayer, dejar constancia de las personas con las que disfruté esas once horas (minuto arriba, minuto abajo) y de lo que compartimos. Ah, y tengo que apuntar que por fin (después de casi dos meses) me bajó la regla. No me dio para pensar que podría estar embarazada, no. 

¿Qué más? Pues no sé. Estoy escuchando un podcast de radio3 sobre Queen. ¿Bohemian Rhapsody se ha quedado en el segundo puesto?

En fin, creo que ya han pasado los diez minutos.

("Y el número uno es para Somebody to Love" dice el locutor)

Nota para mí: Algún día tendré que sentarme a escribir mi propio TOP TEN queenero.