viernes, noviembre 25, 2005

No me lo puedo "de creer"

Hoy me he escaqueao' del currele y he salido antes (ay, es que me estaba dando una modooorraaaa). Pero ese no es el caso. Lo que me ha impresionado ha sido un episodio sucedido en el metro.

Yo, feliz, encuentro un sitio libre, me siento y me dispongo a continuar con mi lectura cuando me llama la atención una cría de 13 o 14 años sentada enfrente que está moliendo a codazos a una mujer. Al principio pensé que la mujer sería su madre, pero tras observarlas un rato me di cuenta de que no se conocían. La señora aguantaba pero compartía conmigo miradas de desesperación. Yo no sabía que hacer. Quería ayudar a la mujer, ¿pero cómo?, ¿llamándole la atención a la niña (no tan niña, que abultar, abultaba)? ¿Y si me llevaba un mamporro de su parte?... Mira que yo no soy muy buena peleándome.

El caso es que no sé cuánto llevaba la señora aguantando, pero antes de dos paradas se levantó. "Ya no puedo más, no sé, no sé si es que no está bien" Y salta la que está a mi derecha: "No, si seguro que está perfectamente, yo la tuve ayer a mi lado pero eso sí, algún que otro codazo sí se llevó de mi parte" Y pienso, no, ya, hasta que un día a alguien se le hinchen las narices y le devuelva una buena torta. Mientras, otra mujer ocupa el asiento vacío... ¿Adivináis que hizo la niña? Pues seguir con los codos y las pataditas hasta que se bajó en su parada. En fin, ¿qué puede hacer uno en una situación así? ¿Alguien tiene alguna idea?