Y susurrándome al oído me dijo aquello que tanto había esperado oír. Abrí los ojos y lo vi allí, sonriéndome. ¿Estás seguro?, fue lo único que pudieron articular mis labios. Su sonrisa se hizo aún más amplia y me abrazó.
'Te quiero'
Y aquellas palabras rompieron el hechizo. La mañana hizo su entrada en forma de luz y el sueño acabó. Nunca más volvió a visitar mis sueños aquel caballero alado de cabellos negros.
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