domingo, junio 18, 2017

Sábado de función

Ayer representábamos por... a ver que echo cuentas... puf, no sé. Yo creo que ya hemos pasado las veinte funciones con el mismo montaje. ¡Qué maravilla! Después de lo difícil y largo que fue el "parto" le hemos sacado mucho partido a esta magnífica obra de Lorca.

El caso es que después de tanto tiempo (tres años ya de su estreno) ayer, a las cuatro de la tarde, como que no tenía muchas ganas de representar nada. Más bien tenía ganas de buscar una buena sombra y echarme un rato, que además tenía los riñones al jerez. Pero no hubo siesta y se avecinaba un nubarrón de mal humor. Empieza a llegar el resto de la compañía. Pero mira que son majos. Vamos con el ensayo técnico. Uf, qué perezón.  Repaso otra vez, cuidado con las salidas, no hay mucho sitio.

El público espera fuera con ganas de entrar. Ultimamos detalles de escenografía, vestuario, maquillaje... Abren las puertas. Esperamos en un espacio muy pequeño, armados con dos abanicos. "Eh, vamos a hacernos un selfie" "Yo es que me he dejado el bolso fuera, que aquí no hay espacio para nada". Suena la música. Salen los actores de la primera escena. La función transcurre bien, muy bien. El público está entregadísimo. Termino mi primera aparición y oigo un "¡Muy bien!" de alguien sentado en el patio de butacas. Me sonrío y me acuerdo de aquella función en Getafe allá por febrero del 2015, donde la media de edad era parecida a la de ayer y también se entregaron en cuerpo y alma. Termina la función. Llegan los aplausos. Y después los agradecimientos y los buenos deseos. Es curioso, la mayoría nos desea salud. Y es que con los años uno aprende eso, que lo importante es tener salud para poder seguir haciendo lo que nos gusta. 

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