jueves, diciembre 08, 2016

Twitter y zapatos

Pues sí, al final me abrí una cuenta en Twitter y estoy como un niño con zapatos nuevos. Uhm. No entiendo muy bien esa expresión, nunca me hizo mucha ilusión estrenar zapatos cuando era niña. Eran feos. Muy feos. Bueno, tuve unos de charol con tres o cuatro años. Esos sí me gustaban. Pero luego, con ocho o diez años recuerdo que mi madre se empeñaba en comprarme un tipo de zapatos que yo pensaba que eran horribles y además, parecían zapatos de chico. Pues resulta que esos zapatos, bueno, unos zapatos parecidos, ahora están de moda. Aunque a los de hoy en día, para hacerlos aún más horrorosos, les han plantado una suela de dos o tres dedos de grosor. Y las chicas modernas los llevan. Con pantalones de pitillo que dejan ver el tobillo. ¡Argh!

Yo, como decía mi profe de latín: "no voy a la moda, la moda viene conmigo". O algo así. Era un buen tipo, simpático. Aunque a la hora de evaluar no lo era tanto. Mucho ji-ji, ja-já en clase, pero luego, en los exámenes, era muy exigente. Demasiado. Eso sí, nos perdonó el examen de verbos de junio. Debió reconocer que no lo aprobaría nadie, ja, ja.

Bueno, pues lo que decía, que me gusta Twitter, eso de que las celebridades te retuiteen da 'cosica'. Además, te enteras de eventos, lees críticas y aunque de vez en cuando te encuentras alguna imagen de esas que la gente se empeña en poner para "concienciarte", no ocurre con tanta frecuencia como en Facebook.

El Facebook ya aburre. De todas las amistades solo hay cinco o seis que postean de vez en cuando cosas divertidas o interesantes. Cualquier día de estos se va al garete, como el Messenger, el Tuenti y demás. O no. Nunca se sabe.