lunes, octubre 26, 2015

Tuya y mía

Un olor corriente y aquí te tengo otra vez. Qué estupidez seguir así, ¿verdad? Con la cabeza dándome vueltas cada vez que te acercas a mí, aunque sea en forma de fantasma. Perdona, no sé quién es peor, el invitado o el anfitrión. ¿Me pongo cómoda mientras preparo la cena? No, mejor hoy me arreglo para salir y si quieres, vienes. Y si no, pues tampoco hay que hacer un drama, ¿no? Aquel tiempo fue muy dulce. Gracias por todos esos momentos. La alegría fue compartida. La vida fue nuestra.

viernes, octubre 23, 2015

¿Y qué decir?

Cuando el mundo se desmorona
Y el corazón se detiene
Y tu cuerpo pasa a ser un títere
que camina, que respira
por inercia.

Cuando el suelo a tus pies se desvanece
Y la crueldad de la vida te desgarra
Hasta que de ti solo queda
un vacío inmenso.

Convertida en un despojo de tu ayer
Un montón de cenizas
¿Qué palabras puedo decir
para borrar tu tristeza?

El miedo atroz, la pena negra.

Nadie sabe de qué lado caerá la moneda.

lunes, octubre 12, 2015

Una década

Hace justo diez años y un día (uy, esto me recuerda a la canción de Pimpinela) dedicaba mi día festivo, entre otras cosas, a ir de compras a uno de los más grandes centros comerciales que hay cerca de mi casa. Gracias a lo que quedó registrado aquel día en este blog, sé que fue un día gris, como el de ayer. Aunque ayer también hizo sol, a ratos (eso ya lo recuerdo yo hoy de primera mano).
 
Para celebrar tal onomástica, ayer decidí ir también de compras. Pero esta vez en lugar de ir sola y quedar después con una amiga, fui directamente de compras con una amiga, 'vermuteamos' y comimos juntas y después quedé con otra para tomar el café (aprovechando el día a tope).
 
En realidad esa es una de las otras diferencias que se pueden encontrar entre aquel día de 2005 y el de ayer. Creo que podría encontrar hasta un total de siete, como en los pasatiempos del periódico. Destacables:
  • Cambié el mega centro comercial por el Rastro (que si me apuro, como que casi hace diez años que no iba por allí).
  • Ya no fui solo en autobús, sino que primero cogí el coche (I'm in love with my car) hasta la zona donde vive  mi amiga del café de ayer  y luego cogí el autobús de la EMT hasta Embajadores, que por cierto, ahora ya no son rojos, como hace diez años, sino azules-que dicen que el cambio fue por lo del azul del cielo de Madrid, pero no sé si cuela-, ejem, como dirían aquellos magos del humor "la próxima semana, hablaremos del gobierno".
  • Solo compré un artículo (cachis, en el blog no puse qué compré hace diez años, pero supongo que algo más que una sola cosa) y un artículo con personalidad, con ese olor fuerte a lana que tenía olvidado, no como esas prendas de franquicia que huelen a nada.
Hay muchos más cambios (no vamos a hablar de los kilos y de las arrugas, hoy no), aunque no todos los cambios que aquí obvio son a peor, frívolamente hablado, claro. Sí, lo digo por lo de, como diría Kang, el marciano de los Simpson, el "crecimiento de masa corporal" y los ya más que visibles "signos de la edad" (qué mala es la publicidad, cómo se nos tatúa en el cerebro), que no son positivos, no. ¿O sí? Bueno, lo de los kilos, no, claro: las articulaciones, el corazón, el fantasma de la diabetes,... Pero las arrugas son signo de que seguimos aquí, vivos. Eh, un momento, que había dicho que no iba a hablar ni de kilos ni de arrugas.
 
En fin, que tampoco voy a hablar de grandes cambios trascendentales, porque ayer ya tuve una dosis suficiente, sin querer, de dolor al final del día. No, este quiero que sea un post alegre. Aunque como dicen en la peli de "Inside Out" sin los recuerdos tristes no podrían existir los alegres. O algo así, ¿no?
 
Perduran las amistades de entonces, que ya es bastante, después de estos diez años con tempestades, vaivenes de la vida, riñas y distanciamientos. Pero hoy volvemos a vernos con cierta asiduidad, aunque algunas amistades han sufrido grandes cambios. Y lo mejor, lo mejor es que a día de hoy cuento con unas cuantas amistades más, personas increíbles que hace diez años no conocía. Personas que me enriquecen, con las que aprendo mogollón, que son algo más que inteligentes: sabias, con las que conecto también en el sentido de la belleza en el arte.
 
De hecho, ahora que lo pienso, las dos amigas con las que quedé ayer, no las conocía hace diez años.
 
Hace unos años, quizá un lustro, mi padre me dijo  que los verdaderos amigos son los de la infancia, porque cuando uno se hace mayor ya se acerca a los demás por interés. Pero creo que no, que hay gente estupenda por ahí y que no siempre une el interés, sino más bien los intereses comunes: la música, el teatro, la profesión,...
 
De todas formas, volveré a hablar a mi padre del tema. Porque en estos últimos tiempos frecuenta a unas personas que creo que puede llamar amigos, de esos de verdad, de los que se cuentan con los dedos. Quizá, después de este tiempo, ha cambiado de idea.
 
 

jueves, octubre 08, 2015

Seremos aire

Seremos aire, seremos
Cálido recuerdo.
Suspiro en la orilla
donde el agua duerme.

Seremos un golpe de mar,
la línea del horizonte.
Un eterno descanso.
Una palabra dulce.

Seremos el júbilo aquel
que retiene la vida.
La mirada nueva del viejo lar,
la suave brisa.

Porque aquello que fuimos
no se perdió.
Seremos sueños por cumplir.
Seremos...
Tú y yo.