Me 'mulo', que diría Gregorio (cambio de nombre)

Y lo hago subiendo un nivel más: cantando la canción de 'Fiesta'.

Un año

De nervios por dónde me tocará esta vez, de dulce compañía que me tranquiliza, de sirenas impertinentes que sustituyeron la música clásica del primer mes, de niños revoltosos de cualquier edad, de regalos, de premios y castigos, de abrazos, de regañinas, de policía del inglés, de claustros aburridos y demás reuniones, de postres suculentos y pescado frío escaso, de estresados, pasotas y correveidiles (y también de simpáticos, pacientes y comprensivos, por su puesto), de llantos y alguna que otra lágrima, de alegrías, nervios, estrés y sueño mañanero, de gritos, de besos, de muchos buenos días y alguno que otro regularcillo, de frío en el patio y calor abrasador, de miles de fotocopias y ejercicios, de exámenes y sus correcciones, de tablas de multiplicar y divisiones, de risas y fiestas festivaleras, de muchos dibujitos y detallitos creados con mucho cariño, de horarios y excursiones...

Pero sobre todo, ha sido un año en el que he aprendido mucho y aunque también lo he pasado mal, qué caray, puedo decir eso de que valió la pena, claro que sí.

Y mi corazón, ay, mi corazón... A ti tampoco te olvido. Tú que aguantas mis idas y venidas, mis comederos de tarro, mis inseguridades, mi inexperiencia...je, je. A ti que te quiero tanto. Gracias por haber estado SIEMPRE.

Dulce y amargo

Dulce: un fragmento de la novela que es más que una novela.
Amargo: la letra de la canción "One year of love" de Queen.

Y entre esos dos sabores ando yo hoy. Y mi corazón está hecho añicos. Pero aún late.