Fíjate, al final, todo llega:
- El final de una cuenta atrás (léase 'Ciento treinta y tres')
- La ansiada paga de febrero después de los excesos (léase 'Coincidencias')
- San Valentín (léase 'Mi ventanita')
Y ahora empieza mi progresivo abandono del rol chica-peatón o en su defecto chica/paquete a chica-conductora. Bieeen. Bueno, claro que esto es sólo el comienzo pero todo llegará. Dentro de un tiempo (espero que no mucho) empezaré con mi primera clase práctica (jaaaar, agarraos bien de los pelos antes de cruzar la calle) y al final llegará el día en que me den el carnet por puntos, uuh, que luego los puedes canjear por dados rosa fucsia para colgar del retrovisor, ja, ja (perdonadme la estupidez).
Lo mejor (y lo peor) de la llegada de todas las cosas es que, casi siempre, cuando lo hacen, echas la mirada atrás y encogiéndote de hombros te dices: psché, tampoco era para tanto. Si era algo que temías, descubres que no era para tanto y te alegras. Si era algo que esperabas con mucha ilusión, descubres que no era para tanto y...¿te decepciona?
Pues eso, que el notición...tampoco era para tanto (je, je).